La Esclavitud del Santísimo y las Ánimas en la Catedral Vieja de Cádiz
Hablar
del patrimonio artístico de la Catedral Vieja de Cádiz es, en gran medida,
enumerar obras de arte perdidas, cambiadas de su ubicación original en el mismo
templo o expoliadas para enriquecer la nueva catedral. Tanto la Esclavitud del
Santísimo Sacramento como la Archicofradía de las Benditas Ánimas del
Purgatorio no son una excepción a lo dicho anteriormente, ya que han perdido gran
parte de su patrimonio. Tuvieron su primera sede canónica en la entonces
Catedral, la actual Parroquia de Santa Cruz. Lo confirma, a finales del siglo
XVI, Agustín de Horozco al enumerar las cofradías que sacan pendón en las
procesiones generales de la Iglesia Mayor, indicando que en ese templo residen
dos; la del Santísimo Sacramento y de las Ánimas.1
El
primer revés fue el asalto anglo-holandés de 1596, que saqueó e incendió la
catedral. Tras su reconstrucción, en la primera década del siglo XVII pudo reanudarse
el culto, lógicamente quedando aún mucho por hacer. Del nuevo templo, nos
interesa para este estudio las dos últimas capillas que existieron en la nave
de la epístola; la penúltima, la capilla del Arcediano de Medina Juan de Torres
y la última, la capilla del Deán Esteban Rajón. De estos primeros años de
resurgimiento del edificio, conserva la Esclavitud del Santísimo un documento
de 1617 con datos importantísimos e inéditos para la historia de la Esclavitud
y sobre los artífices que intervinieron en las obras de la Catedral Vieja. En dicho
documento se explica que los cofrades del Santísimo Sacramento pidieron
licencia al Deán y Cabildo para juntar la capilla donde estaba el sagrario -la
de Esteban Rajón- con otra contigua -la de Juan de Torres- y hacer una sola como
Capilla del Sagrario, conforme la traza y condiciones que para ello hizo Alonso
de Vandelvira. Concedida esta petición, se concertó la obra con el maestro
cantero mayor de la ciudad, Juanes de Zumeta, quien se comprometió a terminarla
en pocos meses. Vista la buena disposición que tuvieron los cofrades del
Santísimo Sacramento en hacer esta obra, el Cabildo hizo donación a la
Esclavitud de ocho sepulturas situadas en la nave de la epístola, entre la Capilla
del Sagrario y el coro, y que debían estar señalizadas con una losa pequeña que
tuviera una S y un clavo.2 Aunque ya no existe esa primitiva Capilla
del Sagrario ni el coro (llevado a la Catedral Nueva), todavía se mantienen en
el suelo dos losas con los símbolos antes expuestos.
La nueva
Capilla del Sagrario ya estaría terminada a principios de 1618. Fray Gerónimo
de la Concepción, que la conoció, nos dice en su obra que «si bien no es muy capaz, está muy adornada y servida de la Cofradía del
Santísimo Sacramento, con gran número y lucimiento de Cofrades».3 Podemos ampliar la breve descripción
anterior, dando a conocer que en dicha capilla había tres altares. El altar principal,
con el sagrario y probablemente unas imágenes de San Pedro y San Pablo que se
encontraban en la capilla. El altar del Santo Cristo, de cuya imagen no tenemos
datos por el momento. Para su retablo, en 1664, le hizo un marco Juan González
de Herrera.4 Y el altar de Nuestra Señora del Rosario, donde se
celebraba la festividad de la Batalla de Lepanto, que contaba con un
tabernáculo realizado en 1669, obra de Alejandro de Saavedra.5 Probablemente,
esa imagen mariana fuera la conocida como Nuestra Señora del Rosario de los
Milagros, que estuvo en una hornacina junto a una de las puertas de entrada a
la ciudad medieval, hoy Arco de la Rosa, y que fue trasladada a uno de los
altares del Sagrario de la Catedral, precisamente en 1618, recién estrenada la
nueva Capilla del Sagrario. Cuando el Cabildo se trasladó a la Catedral Nueva,
la Virgen pasó al Retablo de los Genoveses donde todavía se encuentra.6 La
Capilla del Sagrario quedaba cerrada con una reja grande e igualmente contaban
con rejas los dos altares, ya que se documenta un pago, en 1684, por pintar y
dorar la reja grande de la capilla, por pintar y dorar la del Santo Cristo y
pintar sólo de verde la de Nuestra Señora del Rosario, ya que conservaba el
dorado y lo que necesitaba era renovar la pintura.7
Con
respecto a la Archicofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, su retablo se
encontraba sobre el muro de los pies del templo, al lado de la Capilla del Sagrario
y junto a la puerta principal. En el otro lado de la puerta existía un retablo
con la imagen de Santa Gertrudis.8 La situación de ambos retablos a
los pies del templo, a cada lado de la puerta principal, podía provocar que se
hiciera una comparación entre ambos. Por la documentación que se crea,
efectivamente parece ser que el de Ánimas no era tan vistoso como el de Santa
Gertrudis. Por esta razón, en 1673, Diego Vázquez, mayordomo de la cofradía de
Ánimas pedía una limosna para ayudar a hacer un retablo nuevo que estuviera en
consonancia con el de Santa Gertrudis. Diez años después, en 1683, todavía no
se había terminado el asunto y el Arcediano de Medina, José Rabaschiero y
Fiesco, además de confirmar que existía diferencia entre los dos retablos opinó
que, para conseguir una igualdad entre ellos, la única opción era retirar el
retablo de Ánimas y hacer uno nuevo. La propuesta fue aceptada y se acordó que
se desmotara el retablo.9
Para
realizar el nuevo retablo, se firma un concierto en 1686 entre el Arcediano de
Medina y Marcelino Roldán.10 En la escritura queda claro que
Rabaschiero tenía interés en realizar un retablo que fuera de conformidad con
las medidas y arquitectura al de Santa Gertrudis, con la misma madera y con
igual número de imágenes. El retablo se comenzaría desde encima del banco existente.
En el nicho principal iría el Arcángel San Miguel sobre una nube y abajo una
representación del purgatorio con cuatro medios cuerpos de ánimas. Se especifica
que saliera fuera del nicho medio cuerpo del arcángel. Este detalle nos hace
pensar que la talla de San Miguel pudiera ser un altorrelieve. En el ático, a
diferencia del de Santa Gertrudis que tenía el Padre Eterno, se pondría la
imagen del Redentor. Se ajustó el precio en 625 pesos, comprometiéndose
Marcelino Roldán a tenerlo terminado a finales de junio de 1686.11
Firma de Marcelino Roldán
De
nuevo, el archivo de la Esclavitud del Santísimo nos aclara algunos detalles y
pormenores de la terminación del retablo. Primeramente, en 1690, se paga a Juan
González de Herrera por pintar el retablo de las Ánimas, que se arma
seguidamente.12 Dos años después, en 1692, se anota lo pagado por
una cruz y un ancla para las virtudes del retablo (creemos que se refiere a las
virtudes teologales, la Fe y la Esperanza) y aparece también el pago a los
doradores, Francisco Rodríguez y Gregorio Rey de Andrade. Se inauguró el
retablo con la celebración de una misa cantada el 8 de diciembre de 1692.13
Como la Archicofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio contaba con
varias imágenes de San Miguel, alguna de ellas se colocaba en el túmulo que se
montaba para las honras fúnebres. Juan González de Herrera fue quien, en 1687,
realizó un túmulo nuevo para la Archicofradía de las Ánimas, y el maestro
pintor Juan Fernández es el que se encargó de pintarlo y encarnar y policromar
dos ánimas de bulto que se ponían a los pies del Arcángel.14
Volviendo
a la Capilla del Sagrario, aunque se formó por la unión de dos capillas, por la
poca capacidad que tenía, la Hermandad Sacramental se planteó la construcción
de otro sagrario de mayor envergadura, esta vez ocupando los tres últimos
tramos en la misma zona de la nave de la epístola. En 1689 comenzaron las
obras, siendo el arquitecto Felipe de Gálvez quien proyectó un torreón cuadrado
adosado a la catedral.15 Hubo que desmontar todo su interior y
volverlo a montar en otras capillas del templo catedralicio. Se trasladó el
sagrario a la Capilla de Santa Catalina y su retablo se montó en la antesala
capitular. Los altares del Santo Cristo y de Nuestra Señora del Rosario se
instalaron en la Capilla de Nuestra Señora de la Antigua.16 Tras
realizar estos traslados, la falta de fondos provocó que se paralizaran las
obras en 1693, cerrándose el espacio de forma provisional. No sólo se despojó a
la Catedral Vieja de gran parte de sus obras de arte para la nueva catedral,
sino que el dinero que estaba previsto para terminar la Capilla del Sagrario
fue invertido en la obra catedralicia. La Esclavitud del Santísimo también
contribuyó a la fábrica de la Catedral Nueva, aportando desde el inicio de las
obras hasta 1769, la cantidad de 39.600 reales, siendo de nuevo -como en la
construcción de la parroquia de San Lorenzo- la única cofradía de la ciudad que
ayudaba en la edificación.17 Se retomaron las obras del Sagrario en
1751, encargándoselas a Torcuato Cayón quien elevó la altura y cerró el
interior con una bóveda encamonada, concluyéndose los trabajos en 1770.
De esa
nueva Capilla del Sagrario (Torreón) se ha perdido toda su decoración interior
y es algo complicado conocer realmente cómo era su aspecto. Pérez del Campo nos
habla de tres altares, uno en la pared central con la Inmaculada y los otros
dos en las paredes laterales; la de la izquierda para las Ánimas y la pared derecha
para los patronos de Cádiz. Hay otra versión, debida a un dibujo de mediados
del siglo XVIII encontrado en la Escuela de Arquitectura de Madrid, que
responde al proyecto de instalación de la custodia del Corpus en el altar
principal en lugar de la Inmaculada.18 El padre Antón Solé nos
aclara mucho más el tema, ofreciendo el aspecto que tenía esta capilla según un
inventario de principios del siglo XIX:
Ocupaba el lugar principal, en el muro que
da al mar, un altar nuevo, dorado, que mostraba en su nicho principal una
imagen de la Inmaculada Concepción de talla con peana dorada con ángeles. El
sagrario era un tabernáculo de talla también dorada. El altar y mesa estaban
adornados con espejos. Tenía dos ángeles a los lados con lámparas. Y otros dos
de tamaño natural con los escudos de la Esclavitud en una mano y en la otra dos
candelabros de latón o madera fijos en la pared. Los altares colaterales eran
lisos, de madera dorada y alguna talla por remate. En los nichos presentaban
las pinturas de los Patronos Servando y Germán con marcos grandes dorados y
cristal. En el muro de la puerta de la sacristía se colocó el altar de San
Miguel y Ánimas, de talla, imitando mármol, con perfiles dorados. San Miguel
era de talla estofada. Sobre el altar mayor colgaba la pintura del Viático de
San Fernando, que estaba anteriormente sobre la capilla de Rabaschiero. Otros
lienzos decoraban la capilla, colgados sobre los muros cubiertos de damascos
rojos pendientes de galerías doradas.19
Tras
esta descripción, y la forma de los tres huecos que quedan en la pared frontal
del torreón parecen confirmarlo, al retablo central con la Inmaculada le
acompañarían a cada lado los de los patronos. Conserva el archivo histórico de
la Esclavitud del Santísimo la cuenta detallada, por un importe de 19.398
reales, de lo gastado en la composición de la Capilla del Sagrario, donde se
incluyen el dorado del retablo, estofar toda la capilla, la puerta de plata
para el sagrario y las vidrieras para los santos patronos.20 En la
pared lateral izquierda se situaría el retablo de Ánimas, quedando una
incógnita para la pared lateral derecha que intentaremos resolver. En un
cabildo celebrado por la Esclavitud del Santísimo y Archicofradía de las Ánimas
en 1771, se dispone que la custodia de la Esclavitud se coloque en el altar de
San Antonio que está en el nuevo Sagrario de la Catedral, donde permanezca y
que en él se hagan todas las funciones de ambas cofradías con el culto y
decencia correspondiente.21 Con esta información, podemos plantear
como hipótesis que en la pared lateral derecha pudo ubicarse ese altar de San
Antonio.
La Inmaculada en el retablo mayor de la Catedral Vieja
De
la imaginería que se encontraba en la Capilla del Sagrario, sólo queda la
Inmaculada que es la que preside actualmente el retablo mayor de la iglesia,
escultura realizada por Domingo Giscardi en 1774 y policromada el mismo año por
el dorador José de Arenas.22 De las pinturas, la del Viático de San
Fernando que estaba sobre el altar mayor, se encuentra actualmente en el
colateral del retablo mayor del templo, lado de la epístola, en muy mal estado
de conservación. Hay constancia de que en los años sesenta del siglo XX se
actuó de una forma muy desafortunada en la Catedral Vieja, desmontando y
haciendo desaparecer, entre otras cosas, un retablo dedicado a San Miguel
Arcángel que estaba en la capilla bautismal.23 No sabemos si sería
el que estaba en el torreón u otro que sin duda pertenecería a la Archicofradía
de las Benditas Ánimas del Purgatorio. Sea cual fuere, es lamentable que se
haya perdido en fechas tan recientes.
Todo
lo que había en el torreón fue desmontado, quedando un espacio vacío que
incluso sirvió como trastero. Actualmente, adecentado, se encuentran algunas
esculturas procedentes de otras capillas del templo. Probablemente, futuras
investigaciones seguirán aportando más datos para poder conocer mejor aquel
espacio, tan esplendoroso en un pasado y actualmente prácticamente vacío y sin
uso.
José María Collantes González
P.D. Este artículo se publicó en 2025 en la revista Getsemaní Gloria, nº 12, pp.30-33
NOTAS
1/ Horozco,
Agustín de (1845), Historia de la ciudad
de Cádiz, en la imprenta de D. Manuel Bosch, p.270
2/ Archivo Histórico de la Esclavitud del Santísimo y
Ánimas de Cádiz (AHESAC), Títulos de
propiedad de las sepulturas que posee la Esclavitud en la S.I. Catedral,
Caja 1, Legajo 1
3/ Concepción,
Fray Gerónimo de la (1690), Emporio del
Orbe, Cádiz Ilustrada, Ámsterdam, en la imprenta donde tiene la
administración Joan Bus, p.572
4/ AHESAC, Libro 1, Cuentas de la Esclavitud del
Santísimo, año 1664, Data, asiento 22, f.33
5/ ibídem, año
1669, Data, asiento 24, f.78 v
6/ Hormigo
Sánchez, Enrique (1990), «La Virgen del Rosario en la antigua Catedral»,
Revista Sentir Cofrade, edición
mensual núm. 5, agosto 1990, p.10
7/ AHESAC, Libro 3, Cuentas de la Esclavitud del
Santísimo, año 1684, Data, Gastos generales, f.172 v
8/ No se conserva el retablo, pero sí la imagen de
Santa Gertrudis, expuesta actualmente en el Museo Catedralicio.
9/ Hormigo
Sánchez, Enrique y Sánchez Peña,
José Miguel (2007), Documentos para la
historia del arte en Cádiz, Tomo I, p.90
10/ Marcelino Roldán Villavicencio (1662-1709) fue
escultor, hijo de Pedro Roldán y hermano de Luisa Roldán, “La Roldana”.
11/ Archivo Histórico Provincial de Cádiz, protocolos
Cádiz, of. 15, prot. 3573, escribano Diego Díaz Damasio, f. 136-137
12/ AHESAC, Libro 11, Cuentas de la Archicofradía de
Ánimas, 27/6/1691, Data, asiento 15, s/f.
13/ ibidem,
30/7/1693, Data, asiento 10, s/f.
14/ ibidem, 15/7/1688,
Data, asiento 16, s/f.
15/ Pérez del
Campo, Lorenzo (1988), Las
Catedrales de Cádiz. Editorial Everest, p.9
16/ AHESAC, Libro 1, Cuentas de la Esclavitud del
Santísimo, año 1690, Data, asiento 18, Gastos con la cofradía, s/f
17/ Descripción
de la nueva Iglesia Cathedral de Cádiz y estado de su fábrica hasta el día
presente. Impreso en Cádiz, en la imprenta de D. Francisco Rioja, frente de
Candelaria, año de 1770, p.14
18/ Navascués
Palacio, Pedro (1982) «Nuevas trazas para la Catedral de Cádiz», Miscelánea de Arte, Instituto Diego
Velázquez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, p.176
19/ Antón Solé,
Pablo (1966), «La capilla del nuevo Sagrario de la Catedral Vieja de Cádiz» Archivo Hispalense, tomo XLV, núm.
139-40, p.270-271
20/ AHESAC, Libro 6, Cuentas de la Esclavitud del
Santísimo. Año 1751, Data, Gastos del dorador y obra de la Capilla del
Sagrario, f. 240 v.
21/ AHESAC, Libro 23, Cabildos de la Esclavitud del
Santísimo y Ánimas, Cabildo de 3/2/1771, s/f.
22/ Sánchez Peña,
José Miguel (2006), Escultura genovesa.
Artífices del Setecientos en Cádiz, p.127
23/ Mozo Polo,
Ángel (2000), «¿Por qué el daño a la Catedral Vieja? (y II)» Cádiz Información, Cádiz, 24 de diciembre
de 2000, p.14
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