lunes, 2 de junio de 2025

 

La Esclavitud del Santísimo y las Ánimas en la Catedral Vieja de Cádiz

Hablar del patrimonio artístico de la Catedral Vieja de Cádiz es, en gran medida, enumerar obras de arte perdidas, cambiadas de su ubicación original en el mismo templo o expoliadas para enriquecer la nueva catedral. Tanto la Esclavitud del Santísimo Sacramento como la Archicofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio no son una excepción a lo dicho anteriormente, ya que han perdido gran parte de su patrimonio. Tuvieron su primera sede canónica en la entonces Catedral, la actual Parroquia de Santa Cruz. Lo confirma, a finales del siglo XVI, Agustín de Horozco al enumerar las cofradías que sacan pendón en las procesiones generales de la Iglesia Mayor, indicando que en ese templo residen dos; la del Santísimo Sacramento y de las Ánimas.1

El primer revés fue el asalto anglo-holandés de 1596, que saqueó e incendió la catedral. Tras su reconstrucción, en la primera década del siglo XVII pudo reanudarse el culto, lógicamente quedando aún mucho por hacer. Del nuevo templo, nos interesa para este estudio las dos últimas capillas que existieron en la nave de la epístola; la penúltima, la capilla del Arcediano de Medina Juan de Torres y la última, la capilla del Deán Esteban Rajón. De estos primeros años de resurgimiento del edificio, conserva la Esclavitud del Santísimo un documento de 1617 con datos importantísimos e inéditos para la historia de la Esclavitud y sobre los artífices que intervinieron en las obras de la Catedral Vieja. En dicho documento se explica que los cofrades del Santísimo Sacramento pidieron licencia al Deán y Cabildo para juntar la capilla donde estaba el sagrario -la de Esteban Rajón- con otra contigua -la de Juan de Torres- y hacer una sola como Capilla del Sagrario, conforme la traza y condiciones que para ello hizo Alonso de Vandelvira. Concedida esta petición, se concertó la obra con el maestro cantero mayor de la ciudad, Juanes de Zumeta, quien se comprometió a terminarla en pocos meses. Vista la buena disposición que tuvieron los cofrades del Santísimo Sacramento en hacer esta obra, el Cabildo hizo donación a la Esclavitud de ocho sepulturas situadas en la nave de la epístola, entre la Capilla del Sagrario y el coro, y que debían estar señalizadas con una losa pequeña que tuviera una S y un clavo.2 Aunque ya no existe esa primitiva Capilla del Sagrario ni el coro (llevado a la Catedral Nueva), todavía se mantienen en el suelo dos losas con los símbolos antes expuestos.

La nueva Capilla del Sagrario ya estaría terminada a principios de 1618. Fray Gerónimo de la Concepción, que la conoció, nos dice en su obra que «si bien no es muy capaz, está muy adornada y servida de la Cofradía del Santísimo Sacramento, con gran número y lucimiento de Cofrades».3 Podemos ampliar la breve descripción anterior, dando a conocer que en dicha capilla había tres altares. El altar principal, con el sagrario y probablemente unas imágenes de San Pedro y San Pablo que se encontraban en la capilla. El altar del Santo Cristo, de cuya imagen no tenemos datos por el momento. Para su retablo, en 1664, le hizo un marco Juan González de Herrera.4 Y el altar de Nuestra Señora del Rosario, donde se celebraba la festividad de la Batalla de Lepanto, que contaba con un tabernáculo realizado en 1669, obra de Alejandro de Saavedra.5 Probablemente, esa imagen mariana fuera la conocida como Nuestra Señora del Rosario de los Milagros, que estuvo en una hornacina junto a una de las puertas de entrada a la ciudad medieval, hoy Arco de la Rosa, y que fue trasladada a uno de los altares del Sagrario de la Catedral, precisamente en 1618, recién estrenada la nueva Capilla del Sagrario. Cuando el Cabildo se trasladó a la Catedral Nueva, la Virgen pasó al Retablo de los Genoveses donde todavía se encuentra.6 La Capilla del Sagrario quedaba cerrada con una reja grande e igualmente contaban con rejas los dos altares, ya que se documenta un pago, en 1684, por pintar y dorar la reja grande de la capilla, por pintar y dorar la del Santo Cristo y pintar sólo de verde la de Nuestra Señora del Rosario, ya que conservaba el dorado y lo que necesitaba era renovar la pintura.7


Ntra. Sra. del Rosario de los Milagros

Con respecto a la Archicofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, su retablo se encontraba sobre el muro de los pies del templo, al lado de la Capilla del Sagrario y junto a la puerta principal. En el otro lado de la puerta existía un retablo con la imagen de Santa Gertrudis.8 La situación de ambos retablos a los pies del templo, a cada lado de la puerta principal, podía provocar que se hiciera una comparación entre ambos. Por la documentación que se crea, efectivamente parece ser que el de Ánimas no era tan vistoso como el de Santa Gertrudis. Por esta razón, en 1673, Diego Vázquez, mayordomo de la cofradía de Ánimas pedía una limosna para ayudar a hacer un retablo nuevo que estuviera en consonancia con el de Santa Gertrudis. Diez años después, en 1683, todavía no se había terminado el asunto y el Arcediano de Medina, José Rabaschiero y Fiesco, además de confirmar que existía diferencia entre los dos retablos opinó que, para conseguir una igualdad entre ellos, la única opción era retirar el retablo de Ánimas y hacer uno nuevo. La propuesta fue aceptada y se acordó que se desmotara el retablo.9

Para realizar el nuevo retablo, se firma un concierto en 1686 entre el Arcediano de Medina y Marcelino Roldán.10 En la escritura queda claro que Rabaschiero tenía interés en realizar un retablo que fuera de conformidad con las medidas y arquitectura al de Santa Gertrudis, con la misma madera y con igual número de imágenes. El retablo se comenzaría desde encima del banco existente. En el nicho principal iría el Arcángel San Miguel sobre una nube y abajo una representación del purgatorio con cuatro medios cuerpos de ánimas. Se especifica que saliera fuera del nicho medio cuerpo del arcángel. Este detalle nos hace pensar que la talla de San Miguel pudiera ser un altorrelieve. En el ático, a diferencia del de Santa Gertrudis que tenía el Padre Eterno, se pondría la imagen del Redentor. Se ajustó el precio en 625 pesos, comprometiéndose Marcelino Roldán a tenerlo terminado a finales de junio de 1686.11

Firma de Marcelino Roldán

De nuevo, el archivo de la Esclavitud del Santísimo nos aclara algunos detalles y pormenores de la terminación del retablo. Primeramente, en 1690, se paga a Juan González de Herrera por pintar el retablo de las Ánimas, que se arma seguidamente.12 Dos años después, en 1692, se anota lo pagado por una cruz y un ancla para las virtudes del retablo (creemos que se refiere a las virtudes teologales, la Fe y la Esperanza) y aparece también el pago a los doradores, Francisco Rodríguez y Gregorio Rey de Andrade. Se inauguró el retablo con la celebración de una misa cantada el 8 de diciembre de 1692.13 Como la Archicofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio contaba con varias imágenes de San Miguel, alguna de ellas se colocaba en el túmulo que se montaba para las honras fúnebres. Juan González de Herrera fue quien, en 1687, realizó un túmulo nuevo para la Archicofradía de las Ánimas, y el maestro pintor Juan Fernández es el que se encargó de pintarlo y encarnar y policromar dos ánimas de bulto que se ponían a los pies del Arcángel.14

Volviendo a la Capilla del Sagrario, aunque se formó por la unión de dos capillas, por la poca capacidad que tenía, la Hermandad Sacramental se planteó la construcción de otro sagrario de mayor envergadura, esta vez ocupando los tres últimos tramos en la misma zona de la nave de la epístola. En 1689 comenzaron las obras, siendo el arquitecto Felipe de Gálvez quien proyectó un torreón cuadrado adosado a la catedral.15 Hubo que desmontar todo su interior y volverlo a montar en otras capillas del templo catedralicio. Se trasladó el sagrario a la Capilla de Santa Catalina y su retablo se montó en la antesala capitular. Los altares del Santo Cristo y de Nuestra Señora del Rosario se instalaron en la Capilla de Nuestra Señora de la Antigua.16 Tras realizar estos traslados, la falta de fondos provocó que se paralizaran las obras en 1693, cerrándose el espacio de forma provisional. No sólo se despojó a la Catedral Vieja de gran parte de sus obras de arte para la nueva catedral, sino que el dinero que estaba previsto para terminar la Capilla del Sagrario fue invertido en la obra catedralicia. La Esclavitud del Santísimo también contribuyó a la fábrica de la Catedral Nueva, aportando desde el inicio de las obras hasta 1769, la cantidad de 39.600 reales, siendo de nuevo -como en la construcción de la parroquia de San Lorenzo- la única cofradía de la ciudad que ayudaba en la edificación.17 Se retomaron las obras del Sagrario en 1751, encargándoselas a Torcuato Cayón quien elevó la altura y cerró el interior con una bóveda encamonada, concluyéndose los trabajos en 1770.

De esa nueva Capilla del Sagrario (Torreón) se ha perdido toda su decoración interior y es algo complicado conocer realmente cómo era su aspecto. Pérez del Campo nos habla de tres altares, uno en la pared central con la Inmaculada y los otros dos en las paredes laterales; la de la izquierda para las Ánimas y la pared derecha para los patronos de Cádiz. Hay otra versión, debida a un dibujo de mediados del siglo XVIII encontrado en la Escuela de Arquitectura de Madrid, que responde al proyecto de instalación de la custodia del Corpus en el altar principal en lugar de la Inmaculada.18 El padre Antón Solé nos aclara mucho más el tema, ofreciendo el aspecto que tenía esta capilla según un inventario de principios del siglo XIX:

Ocupaba el lugar principal, en el muro que da al mar, un altar nuevo, dorado, que mostraba en su nicho principal una imagen de la Inmaculada Concepción de talla con peana dorada con ángeles. El sagrario era un tabernáculo de talla también dorada. El altar y mesa estaban adornados con espejos. Tenía dos ángeles a los lados con lámparas. Y otros dos de tamaño natural con los escudos de la Esclavitud en una mano y en la otra dos candelabros de latón o madera fijos en la pared. Los altares colaterales eran lisos, de madera dorada y alguna talla por remate. En los nichos presentaban las pinturas de los Patronos Servando y Germán con marcos grandes dorados y cristal. En el muro de la puerta de la sacristía se colocó el altar de San Miguel y Ánimas, de talla, imitando mármol, con perfiles dorados. San Miguel era de talla estofada. Sobre el altar mayor colgaba la pintura del Viático de San Fernando, que estaba anteriormente sobre la capilla de Rabaschiero. Otros lienzos decoraban la capilla, colgados sobre los muros cubiertos de damascos rojos pendientes de galerías doradas.19

Tras esta descripción, y la forma de los tres huecos que quedan en la pared frontal del torreón parecen confirmarlo, al retablo central con la Inmaculada le acompañarían a cada lado los de los patronos. Conserva el archivo histórico de la Esclavitud del Santísimo la cuenta detallada, por un importe de 19.398 reales, de lo gastado en la composición de la Capilla del Sagrario, donde se incluyen el dorado del retablo, estofar toda la capilla, la puerta de plata para el sagrario y las vidrieras para los santos patronos.20 En la pared lateral izquierda se situaría el retablo de Ánimas, quedando una incógnita para la pared lateral derecha que intentaremos resolver. En un cabildo celebrado por la Esclavitud del Santísimo y Archicofradía de las Ánimas en 1771, se dispone que la custodia de la Esclavitud se coloque en el altar de San Antonio que está en el nuevo Sagrario de la Catedral, donde permanezca y que en él se hagan todas las funciones de ambas cofradías con el culto y decencia correspondiente.21 Con esta información, podemos plantear como hipótesis que en la pared lateral derecha pudo ubicarse ese altar de San Antonio.

La Inmaculada en el retablo mayor de la Catedral Vieja

De la imaginería que se encontraba en la Capilla del Sagrario, sólo queda la Inmaculada que es la que preside actualmente el retablo mayor de la iglesia, escultura realizada por Domingo Giscardi en 1774 y policromada el mismo año por el dorador José de Arenas.22 De las pinturas, la del Viático de San Fernando que estaba sobre el altar mayor, se encuentra actualmente en el colateral del retablo mayor del templo, lado de la epístola, en muy mal estado de conservación. Hay constancia de que en los años sesenta del siglo XX se actuó de una forma muy desafortunada en la Catedral Vieja, desmontando y haciendo desaparecer, entre otras cosas, un retablo dedicado a San Miguel Arcángel que estaba en la capilla bautismal.23 No sabemos si sería el que estaba en el torreón u otro que sin duda pertenecería a la Archicofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio. Sea cual fuere, es lamentable que se haya perdido en fechas tan recientes.

Todo lo que había en el torreón fue desmontado, quedando un espacio vacío que incluso sirvió como trastero. Actualmente, adecentado, se encuentran algunas esculturas procedentes de otras capillas del templo. Probablemente, futuras investigaciones seguirán aportando más datos para poder conocer mejor aquel espacio, tan esplendoroso en un pasado y actualmente prácticamente vacío y sin uso.

José María Collantes González

P.D. Este artículo se publicó en 2025 en la revista Getsemaní Gloria, nº 12, pp.30-33

NOTAS

1/ Horozco, Agustín de (1845), Historia de la ciudad de Cádiz, en la imprenta de D. Manuel Bosch, p.270

2/ Archivo Histórico de la Esclavitud del Santísimo y Ánimas de Cádiz (AHESAC), Títulos de propiedad de las sepulturas que posee la Esclavitud en la S.I. Catedral, Caja 1, Legajo 1

3/ Concepción, Fray Gerónimo de la (1690), Emporio del Orbe, Cádiz Ilustrada, Ámsterdam, en la imprenta donde tiene la administración Joan Bus, p.572

4/ AHESAC, Libro 1, Cuentas de la Esclavitud del Santísimo, año 1664, Data, asiento 22, f.33

5/ ibídem, año 1669, Data, asiento 24, f.78 v

6/ Hormigo Sánchez, Enrique (1990), «La Virgen del Rosario en la antigua Catedral», Revista Sentir Cofrade, edición mensual núm. 5, agosto 1990, p.10

7/ AHESAC, Libro 3, Cuentas de la Esclavitud del Santísimo, año 1684, Data, Gastos generales, f.172 v

8/ No se conserva el retablo, pero sí la imagen de Santa Gertrudis, expuesta actualmente en el Museo Catedralicio.

9/ Hormigo Sánchez, Enrique y Sánchez Peña, José Miguel (2007), Documentos para la historia del arte en Cádiz, Tomo I, p.90

10/ Marcelino Roldán Villavicencio (1662-1709) fue escultor, hijo de Pedro Roldán y hermano de Luisa Roldán, “La Roldana”.

11/ Archivo Histórico Provincial de Cádiz, protocolos Cádiz, of. 15, prot. 3573, escribano Diego Díaz Damasio, f. 136-137

12/ AHESAC, Libro 11, Cuentas de la Archicofradía de Ánimas, 27/6/1691, Data, asiento 15, s/f.

13/ ibidem, 30/7/1693, Data, asiento 10, s/f.

14/ ibidem, 15/7/1688, Data, asiento 16, s/f.

15/ Pérez del Campo, Lorenzo (1988), Las Catedrales de Cádiz. Editorial Everest, p.9

16/ AHESAC, Libro 1, Cuentas de la Esclavitud del Santísimo, año 1690, Data, asiento 18, Gastos con la cofradía, s/f

17/ Descripción de la nueva Iglesia Cathedral de Cádiz y estado de su fábrica hasta el día presente. Impreso en Cádiz, en la imprenta de D. Francisco Rioja, frente de Candelaria, año de 1770, p.14

18/ Navascués Palacio, Pedro (1982) «Nuevas trazas para la Catedral de Cádiz», Miscelánea de Arte, Instituto Diego Velázquez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, p.176

19/ Antón Solé, Pablo (1966), «La capilla del nuevo Sagrario de la Catedral Vieja de Cádiz» Archivo Hispalense, tomo XLV, núm. 139-40, p.270-271

20/ AHESAC, Libro 6, Cuentas de la Esclavitud del Santísimo. Año 1751, Data, Gastos del dorador y obra de la Capilla del Sagrario, f. 240 v.

21/ AHESAC, Libro 23, Cabildos de la Esclavitud del Santísimo y Ánimas, Cabildo de 3/2/1771, s/f.

22/ Sánchez Peña, José Miguel (2006), Escultura genovesa. Artífices del Setecientos en Cádiz, p.127

23/ Mozo Polo, Ángel (2000), «¿Por qué el daño a la Catedral Vieja? (y II)» Cádiz Información, Cádiz, 24 de diciembre de 2000, p.14

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